@PHDTHESIS{ 2025:142659588, title = {Martin Heidegger y Hannah Arendt. Del cuidado del ser al cuidado del mundo}, year = {2025}, url = "https://tede.unioeste.br/handle/tede/8112", abstract = "El programa ontológico de Ser y Tiempo posee una serie de antecedentes que tienen en común el análisis de la experiencia humana. El joven Heidegger, apropiándose de la fenomenología, muestra interés por la Teología y en especial por el qué y el cómo de vida de los primeros cristianos; paralelamente, con relación a la vida misma, encuentra una fuerte ventaja en Aristóteles, pues su filosofía expresa un modelo de examen de la actividad humana. Ya maduro, en Ser y Tiempo, su obra capital, Heidegger justifica el desmonte de la ontología tradicional y responde al sentido del ser con relación al tiempo. El desarrollo del segundo objetivo se resuelve a partir de la analítica existencial, que corresponde al examen de las estructuras ontológicas del único ente abierto a la comprensión de su ser, el Dasein. En este contexto, nuestro estudio desarrolla la tesis de que el resultado del trayecto del programa de Ser y Tiempo trajo serias influencias en la teoría política de Hannah Arendt. La idea de desmontar la tradición metafísica sin echarla toda abajo es una postura iniciada por Heidegger, con el fin de clarear los cimientos ocultos del sentido del ser y con ellos reconstruir la filosofía. La misma actitud y modo se observan en Arendt a la hora de buscar en la historia del pensamiento político occidental el punto donde la tradición decae y pierde su hilo conductor y por qué es necesario, con sus muros demolidos, volver a edificarla para encontrar nuevas formas de entender la condición humana. Con relativos grados de asimilación y apropiación, el análisis de la experiencia humana, en particular el desvelamiento de las estructura ontológica del Dasein, obtuvo recepción en los fundamentos de la teoría de la acción de Arendt. Por ejemplo, donde Heidegger encuentra el carácter incesante de la existencia, Arendt observa la renovación constante del ser humano; donde Heidegger identifica el cuidado como lo más esencial del Dasein, Arendt identifica el cuidado del mundo como un suelo de la política. Heidegger asimila la praxis aristotélica e identifica la phronesis como obrar en cuanto cuidado (Sorge), y Arendt, por su parte, asimila la acción (praxis) como cuidado o protección del espacio público (mundo). Otro punto en común es el examen del tiempo con relación al ser, fenómeno que ocurre en un ser ‘presente’ que, conjugando el pasado, aparece como fuerza comprensiva de empuje y de proyección. Esto da movimiento incesante al ser: lo obliga a actuar constantemente como interpretación de sí mismo y lo demás (mundo) y, en consecuencia, se proyecta. Así, el ser construye y expresa su libertad y su historia. Si pierde ese horizonte, el ser se define en la caída y huye de sí (Heidegger) o se despolitiza o ausenta de la acción (Arendt). Heidegger se apropia de la filosofía práctica aristotélica y la encauza a un obrar anclado al cuidado; Arendt, siguiendo tal intuición, la conduce al espacio político de la acción bajo la forma de un amor mundi enraizado en la natalidad. El filósofo piensa al ser desde su centro interno; la teórica política, desde el entre seres humanos. En este trabajo no hay pretensión de establecer jerarquías, simplemente mostrar el resultado del proceso de influencia. La recepción arendtiana del programa ontológico de Heidegger, no resta mérito alguno a la lucidez de la pensadora; al contrario, refuerza su inteligencia.", publisher = {Universidade Estadual do Oeste do Paraná}, scholl = {Programa de Pós-Graduação em Filosofia}, note = {Centro de Ciências Humanas e Sociais} }